El espectáculo continúa con una concha acústica virtual habilitada para Soundscape en el Festival Internacional de Edimburgo.
Casi cada verano desde 1947, la capital de Escocia se entrega a las artes escénicas. El Festival Internacional de Edimburgo tiene una larga tradición y reúne a público y artistas llegados de todas partes del mundo en lo que ahora es, sin duda, uno de los eventos culturales más esperados del mundo. Durante tres semanas, los asistentes al festival se sumergen en actuaciones en directo en recintos tan ilustres como Usher Hall, la única sala de conciertos del país con cinco estrellas.
Como para muchos eventos públicos, en 2021 el panorama del Festival Internacional era un poco diferente al de otros años. Como las restricciones por la Covid limitaban el uso de salas interiores, el festival optó por d&b Soundscape y su concha acústica para unir los heterogéneos mundos de la música clásica y el refuerzo de sonido y recrear el confort y la calidad de la sala de conciertos en un entorno al aire libre temporal.
La buena reputación de Sound Intermedia a la hora de encargarse de conciertos de música clásica excepcionales era conocida por el Festival Internacional de Edimburgo, que inició conversaciones informales y exploratorias con sus asesores de diseño de sonido. Con miles de espectadores exigentes en mente, sobre todo aquellos acostumbrados a escuchar música sin amplificar, el refuerzo de sonido tenía que ser imperceptible para los oídos.
«Un sistema PA suele suponer un elemento de ansiedad para músicos clásicos», explica Ian Dearden, fundador de Sound Intermedia. «Naturalmente, siempre pensamos en que la experiencia del público sea mejor, pero ya tienes un gran trecho del camino andado si los intérpretes se sienten cómodos y respaldados. Y los artistas de este año tenían que sentirse como en casa tocando en una carpa».
Desde el principio, Soundscape picó la curiosidad de Dearden y de su colega en Sound Intermedia David Sheppard.
«Por lo general, las propiedades acústicas de una sala de conciertos son esenciales para la amplificación natural de la acústica y la música de la orquesta», explica Adam Hockley, de d&b. «Por lo tanto, lo que estamos haciendo es pedir al público que suspenda por un momento su incredulidad: no solo que crean que están sentados dentro de una sala de conciertos, sino que experimenten la música acústicamente, como si no estuviera amplificada desde distancias mucho más lejanas de lo que es habitual en esas salas. De este modo, en Edimburgo se ha demostrado la auténtica potencia, y a la vez sutileza, del conjunto de herramientas de Soundscape».
Zwitserlood describe en más detalle cómo este sistema puede utilizarse para todo, desde música clásica a cabaret.
«Personalmente, estoy muy contento de que todo funcionara tan bien», concluye Zwitserlood. «Creo que todos podemos darnos palmaditas en la espalda por un resultado tan bueno. Por muchos motivos, este año iba a ser un Festival Internacional para recordar, pero ahora, además, también tendremos un gran recuerdo por el fantástico sonido. Fergus Linehan, director del Festival, hace poco hablaba de ello y lo consideraba «un milagro, universalmente elogiado como una excelente experiencia de audio». Un agradecimiento inmenso a todo el mundo por su arduo trabajo y dedicación para lograr que todo funcionara».