d&b Soundscape realza la historia de The Lehman Trilogy.
La producción de la compañía del National Theatre de la obra The Lehman Trilogy de Stefano Massini, adaptada por Ben Power y dirigida por Sam Mendes, abarca ciento cincuenta años de la historia de los hermanos Lehman, desde los años 1850 en su tienda de Alabama hasta la quiebra en 2008 de su banco Lehman Brothers con repercusiones en todo el mundo. Un reparto de solo tres actores representa a todos los personajes: generaciones de ejecutivos de Lehman, sus familias y socios empresariales, todo perfectamente coreografiado en el escenario giratorio de Es Devlin.
La implicación del público con la palabra hablada es esencial: desde el principio, cuando el actor Simon Russell Beale sale a escena como el inmigrante bávaro Henry Lehman, las voces atrapan tu atención. En ocasiones, cuando el escenario gira, una pared de cristal pasa entre el actor y el público, pero las voces no se interrumpen, sino que se escuchan con precisión desde la boca de los actores. Es como si el refuerzo de sonido del teatro hubiera conseguido una transparencia total.
Evolución del sonido
The Lehman Trilogy se representó por primera vez en el Lyttelton antes de mudarse a la sala off-Broadway Park Avenue Armory en Nueva York. Dominic Bilkey, del National Theatre, es el codiseñador del sonido de la obra y comenta: «En la representación original se contaba con la ventaja de un auditorio en el que todo el público estaba dentro del campo acústico de tres arreglos grandes. Pudimos utilizar una panorámica LCR con zonas de delay en la parte más alta del escenario para proporcionar una imagen de sonido coherente a los actores».
Para el traslado a Nueva York, el compositor y codiseñador de sonido Nick Powell aceptó la sugerencia de Bilkey de probar una nueva tecnología muy prometedora para mejorar la conexión entre intérpretes y público: d&b Soundscape. «Era una tecnología completamente nueva y a Dominic le apeteció probarla», explica Powell. «Él y Jamie, nuestro operador, se fueron a d&b unos días y básicamente programaron el espectáculo mirando el vídeo y haciendo el seguimiento de los movimientos de los actores. La decisión de probarlo fue realmente valiente».
Tras el éxito con Soundscape en la enorme sala del Park Avenue Armory de Nueva York, vino el reto de desplazarlo al Teatro Piccadilly de Londres. «El Piccadilly presentaba otros retos, por ejemplo la profundidad de los anfiteatros y la necesidad de cubrir esas grandes áreas mediante líneas de delay», afirma Bilkey. «Teníamos que garantizar la resolución adecuada para que el software En-Scene proporcionara la posición de localización de los intérpretes, teniendo en cuenta también la arquitectura y las limitaciones de un teatro de principios del siglo XX. Para solucionar los problemas, modificamos la instalación existente y añadimos cosas, como líneas de enlace y puntos de rigging adicionales».
El sistema del Piccadilly
Las soluciones de Bilkey incluían un despliegue poco usual de la gama de productos d&b y toda una primicia para un espectáculo en el West End: «Como el escenario gira, está elevado, por lo que el público de la parte más alta vería las líneas de delay de la platea», explica. «Decidimos probar algo un poco heterodoxo y utilizamos los altavoces de columna 16C de d&b, en una configuración horizontal, con el motor de HF girado y un rigging personalizado. El perfil bajo de la caja combinado con su capacidad de proyección son una combinación ganadora y con un resultado mucho mejor de lo que esperábamos».
Las líneas de delay para el anfiteatro utilizaban ocho 16Cs más ocho altavoces E5, y se utilizaban cajas E8 y E5 debajo para las líneas de delay de la platea. El sistema frontal incluía diez Y10P y cinco Y7P en los armazones avanzados, que cubrían la platea, el primer piso y el anfiteatro. Se complementaban con otros ocho 16Cs horizontales como frontfills en toda la parte delantera del escenario, donde «su increíble proyección es muy útil para toda la platea», afirma Bilkey. El anfiteatro superior se cubría con una única línea de delay de altavoces T10 en horizontal y en modo de fuente puntual. Los surrounds constaban principalmente de cajas E5: dieciséis en la platea, doce en el anfiteatro y ocho en el palco, respaldadas por un par de E8s.
El refuerzo de subgraves se obtenía de dos V-SUB volados y dos B6 SUB en stacks sobre el suelo. En el escenario había dos V10P, dos Y10P y dos B2 SUBs. El sistema se alimentaba con dos procesadores de señal DS100 (en cascada) mediante ocho puentes AES DS10, con la amplificación aportada por veinticinco D20 y tres amplificadores D80. El sistema se modeló en ArrayCalc de d&b. Todo el equipo de audio para la producción lo proporcionó Phil Hurley y su equipo de Stage Sound Services.
Precisión controlada
«Utilizamos dos estaciones de trabajo QLab, una para todo el seguimiento de Soundscape y la otra para el resto del contenido», explica Powell. «Hice la música y los efectos de sonido, que en cierto modo se integran. En el National, donde no tuvimos Soundscape, los efectos de sonido de QLab se trazaban mediante las salidas de tipo tradicional. En cambio, en Nueva York, configuramos cuatro salidas QLab adicionales que se asignaron a Soundscape en lugar de a una salida de altavoz específica».
Al utilizar estas salidas con Soundscape, Powell pudo conseguir con facilidad tanto la localización exacta como una audibilidad completamente uniforme. «Hay un momento en la obra en el que el conserje coge una radio y sale fuera del escenario. Es una radio pequeña, pero el volumen debe llegar hasta la parte trasera del auditorio, por lo que lo pasamos por Soundscape. Y el efecto es fantástico: cuando el conserje coge la radio y sale por la puerta trasera, Soundscape hace el seguimiento de ese movimiento con precisión».
Soundscape también prestaba un apoyo discreto a la potente música de Powell, que Candida Caldicot tocaba en directo. Powell rememora: «También lo utilizamos un poco en el piano pero, y esto es un secreto comercial, es un piano MIDI. Y sí, Soundscape localizaba el sonido del piano en su posición, pero también se utilizó para crear un sonido más completo cuando la música se aviva, y Soundscape lo consigue espacialmente y también en cuanto al volumen».
Tecnología invisible
El sonido resultante es extraordinario: la precisión de la localización es tal que casi elimina por completo la sensación de amplificación. Bilkey explica: «La respuesta ha sido excelente. Ha habido mucho debate sobre si la interpretación incluía micrófonos o no. La conversación se pone más interesante porque las personas del público se dan cuenta de que pueden oír y localizar a los actores incluso cuando pasan por detrás de las paredes de cristal».
Bilkey añade: «Soundscape nos ha permitido tomar una versión sencilla del diseño y adaptarla primero a un recinto muy grande con una acústica difícil, y, después, a un teatro con anfiteatros muy profundos, donde habría sido imposible conseguir el concepto LCR del diseño original de una manera tan sencilla».
Powell explica: «Como Soundscape llegó a Lehman cuando ya habíamos preparado el diseño, mi aportación no cambió demasiado. Pero me apetece mucho tener la oportunidad de escribir música y crear un diseño complejo de efectos utilizando Soundscape desde el principio. . . Podría ser realmente interesante y muy divertido».
Powell concluye: «Lo más genial de Soundscape en The Lehman Trilogy es que no llamaba la atención, solo se ha utilizado para hacer que la historia que se cuenta sea más eficaz. . . La verdad es que Soundscape me ha impresionado mucho».